lunes, 13 de mayo de 2013

El refrán de la semana (VIII)

Retomando nuestro didáctico estudio del refranero español, esta semana nos centraremos en el siguiente:

A caballo regalado, no le mires el dentado.

Significado: No seas tan ruin de quejarte por un regalo, hija, que encima que sale gratis con lo que eso cuesta hoy día...

Cuándo usarlo: Evidentemente, cuando te regalan algo que en principio no mola.

Ejemplo: Cuando Queridísimo apareció por la puerta el sábado con un vale para un masaje, servidora se puso a dar saltitos de alegría en plan "¡masaje, masaaaje, yuuuuuupi!". Cuando servidora vio el vale (una cartulina con unos garabatos en chino) la alegría se transformó en mosqueo.

- ¿Y esto?
- Amor, del sitio ese nuevo que han abierto aquí delante que dices que te gustaría probar...

A ver, una cosa es que diga " uy mira qué monos las chinitas que han abierto un sitio de masajes con muchas fotos de orquídeas y de pies con círculos de colores que encima no cierra nunca y que está al lado de casa" y otra cosa es que mi idea de regalazo de masaje sea un pelín distinta, con spa y champán y luz de velas y todo eso... pero bueno... a caballo regalado...
Como tengo que salir a pasear con los chuchis, aprovecharé y pasaré a pedir hora para el domingo. Mientras todos duermen la siesta, me premiaré con un masaje ultramegarelajantedominguero y saldré como nueva... planazo...
Cuando paso por la puerta, pico al timbre y me abre una chica muy risueña:

- Hola mira, es que mi compañero ha estado aquí esta mañana y me ha regalado un masaje y me ha dicho que sólo tenía que bajar a pedir hora...
- ¿Hola? ¿Masaje? ¿Tú pedil?
- Sí... este... a ver si era posible pedir para mañana por la tarde...
- ¿Tú pedil, sí? ¿Tú quelel chica o chico? Chico sí, mu plofesional ¿sí?

Mosqueo. ¿Qué significa chico mu plofesional? Dudo entre preguntarse cuán profesional es uno y otra, o cuál es la formación de ambos, pero al final, como siempre, me callo y contesto con voz muy bajita:

- Eeeeeh...pues el chico por favor...

Cuando bajo a la hora acordada me recibe "el chico". Un chinito alto y delgado con dientes conejiles a quien llamaremos Chon Li (siempre me ha gustado imaginar cómo se llama la gente, adivinar los nombres por sus caras y además prefiero ponerle un nombre que llamarle "el chico". Así que se queda con Chon Li). Ya que la menda retiene más líquidos que Bob Esponja en el fondo marino decido preguntarle por el drenaje linfático:

- Perdona, ¿tú haces drenaje linfático verdad? Me gustaría hacerme uno...
- ... Dlenaje ¿sí?...

Me doy cuenta de lo estúpido de mi pregunta, porque Chon Li no entiende un carajo de español y evidentemente va hacer lo que le dé la gana, así que no creo que me sirva de mucho insistir. Me dirige con gestos a una habitación minúscula donde me hace tumbar en una camilla boca abajo, mi cara incrustada en un agujero. No me gusta esa posición, porque con la cara incrustada tal que así a una se le apretujan los mofletes y se le queda la boca abierta como un pez globo, sin poder juntar los labios, como Carmen de Mairena pero sin el como...
Chon Li empieza a masajearme la espalda. "Menudo linfático, pienso; si parece que está amasando pan"... de repente, en cuestión de segundos, las manos de Chon Li se transforman y se convierten en instrumentos al servicio de un maestro. Con el virtuosismo digno del mejor director de orquesta, Chon Li toca con pericia allá donde más duele, destensando con precisión de cirujanos los agarrotamientos varios que se han ido instalando por mi cuerpo. Fuerte aquí, suave allá, mi espalda se descontractura a medida que mi cuerpo se relaja, todo mi ser flota por encima de la camilla y me dejo llevar al ritmo de la música, el aroma de las orquídeas y la tenue luz de la estancia... mi cuerpo se abre al universo bajo la atenta mirada de Chon Li, me siento levitar, girar, girar...

- ¿Gilal?

Ploc. Abro los ojos. Un chorro de baba ha caído al suelo. Ploc. Me he quedado frita y no me he enterado de nada. Chon Li me pide que me gire. Lo hago, con la baba aún cayendo a chorretones. Ya está. Le doy las gracias y me visto. Me miro al espejo: la cara marcada con un tremendo círculo rojo, restos de baba en la camiseta y el pelo a lo Algo pasa con Mary. Parezco una homínida de Atapuerca. Cuando salgo, muerta de vergüenza (¿habré roncado?) me despido con una sonrisa y una especie de sonido gutural que intenta ser amable:

- Gngngng...gracias...
- Glasia, adió, tú volvé, ¿sí?

Me pregunto cómo narices ha hecho Queridísimo para entenderse con ellos...


8 comentarios:

  1. Genial tu aventura en el masaje chino, la verdad que no entienden mucho pero si te dejaron como nueva es lo que cuenta!!un beso grandote
    dezazu.blogspot.com.es

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias guapa!!! Lástima que no pudiera juzgar imparcialmente...¡me venció al agotamiento!

      ;)

      Eliminar
  2. ¡Eres una valiente! Yo en Bangkok probé un masaje tailandés y el dolor fue indescriptible. Besos.

    www.sobrevolandoloscuarenta.blogspot.com

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja!!! Bueno, muy valiente o demasiado cobarde como para decirle a mi Queridísimo que fuera al masaje Rita...

      Un beso guapa!

      Eliminar
  3. jajajaj hay que gracia como lo cuentas guapa!! me he reido un cuanto, la verdad que ha sido toda una experiencia jejeje

    un besoteee enormee guapa!!!!

    http://baulderaquel.blogspot.com

    ResponderEliminar
  4. Jajajajaja!! Me encanta!!!
    -Volvelás... ¿si? ;-)
    xoxo
    Patricia

    http://misstoptenimage.blogspot.com

    ResponderEliminar
  5. ¡Buenos días!¡Tienes una sorpresa en nuestro blog!
    http://thelittleowlbcn.blogspot.com.es/2013/05/premios-premios-premios.html
    Un saludo,
    The little owl Bcn

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ayyyyyyyy!!! Gracias mil!! Qué emoción!! Pues ahora mismo me pongo a ello y contesto!!

      ;)

      Eliminar